Procedemos a analizar la Sentencia nº181/2021dictada por la Sección 2ª de la Audiencia Provincial de Ourense en relación con un delito leve de amenazas. Sentencia que, como veremos más adelante, estima nuestro recurso de apelación, dando lugar a la revocación de la condena recaída sobre nuestro cliente y a su posterior absolución del delito leve de amenazas.
Como siempre, os animamos a que, previamente, le dediquéis unos minutos a la lectura de la sentencia y así, poder contextualizar los hechos y comprender el enorme trabajo que desde Arias Avogados hemos realizado y que nos gustaría resaltar pues, nuevamente, alcanzamos un resultado beneficioso y justo para nuestro cliente.
En este caso, en primera instancia se había condenado a nuestro cliente por el Juzgado de Instrucción nº1 de Ribadavia, al entender el juzgador que la expresión “voy a por ti” era constitutiva de un delito leve de amenazas previsto en el art. 171.7 del Código Penal.
Dado lo injusto del fallo, decidimos recurrir esa decisión y presentar un recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Ourense basándonos en la existencia de un error en la calificación jurídica de los hechos probados y en la instrumentalización del proceso penal.
No obstante, la clave del recurso se encuentra en la alegación que presentamos en relación a la expresión “voy a por ti”: considerábamos que resultaba ambigua y no lo suficientemente concreta como para constituir una amenaza penalmente relevante al no representar un anuncio concreto de un mal injusto, requisito esencial para la existencia de un delito de amenazas pues, tal y como viene repitiendo el Tribunal Supremo “el delito de amenazas se comete por el anuncio consciente de un mal futuro, injusto, determinado y posible, con el único propósito de crear una intranquilidad de ánimo, inquietud o zozobra en el amenazado, pero sin la intención de dañar materialmente al sujeto del mismo” (STS 593/2003, de 16 de abril).
Por otra parte, entendíamos que el juzgador también debía que tener en cuenta el contexto de tensión política existente entre las partes y las publicaciones ofensivas que el denunciante había publicado en redes sociales hacia nuestro cliente, cuestiones que no debieran pasarse por alto ya que justificaban una reacción verbal “fuera de lugar», pero no delictiva, de nuestro cliente, en aplicación del principio de ultima ratio o de intervención mínima del derecho penal.
Siendo también fundamental, la valoración de la prueba de la declaración del denunciante, al referirse a su actitud frente a los reproches, manifiesta: “eu metín as mans nos bolsillos”. Esta acción, acredita la falta de temor, de necesidad de protegerse frente a la causación de algún mal en concreto, puesto que de sentirse amenazado o atemorizado, se hubiese adoptado una posición corporal de defensa, repulsa ante un eventual ataque o agresión o incluso de huida, cuando todo lo contrario: adopta una posición relajada, imposibilitando cualquier defensa con las manos y es más, el denunciante no rehúye el incidente, si no que espera el acercamiento, no trata de evitarlo.
El delito de amenazas, en este caso leves, del art. 169 y 171.7 CP, es un delito meramente circunstancial y, en el caso concreto, la enemistad y animadversión, el incidente o discusión, tienden más a un descrédito político que a intimidar o generar temor o peligrosidad. El carácter ambiguo, difuso e inconcreto no reviste entidad suficiente para ser delito, al no haberse concretado la propia de amenaza de causar un mal concreto.
De esta manera, pudimos desmontar el tipo penal que se había atribuido en primera instancia y demostrar que no se había acreditado la intención intimidatoria ni la gravedad en la amenaza, logrando así, la revocación de la sentencia de instancia y la posterior absolución de nuestro cliente.
Un éxito más que refleja nuestro compromiso con la defensa técnica, rigurosa y efectiva de los derechos de nuestros clientes.
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